APORTES METODOLÓGICOS Y SU EFICACIA EN LA ELABORACIÓN DE UN DICCIONARIO DEL USO DE LA TERMINOLOGÍA ARQUEOLÓGICA LATINOAMERICANA

Giovanna Winchkler

(Trabajo presentado en el VI Simposio de la Red Iberoamericana de Terminología (RITerm). La Habana,  16-20 de noviembre, 1998)

 

1. Introducción

La investigación que estoy realizando tiene como objetivo elaborar un diccionario del uso (no normativo) en análisis lítico con textos originados por arqueólogos de universidades de distintos países de Latinoamérica. Como marco teórico la apoya la idea constructivista de que el objeto de la ciencia, en este caso, la arqueología, en su aspecto del análisis lítico, se construye en los diversos textos en los cuales se utilizan las terminologías y modos de decir que conforman los distintos dominios de la especialidad. A partir de los textos, el análisis puede recuperar las formaciones discursivas que permiten agrupar los enunciados en paquetes identificables y mostrar las divergencias en el uso de los términos entre tales textos.

El corpus está integrado por textos de Argentina, Colombia, Cuba, Chile, México, Venezuela y su composición es heterogénea. Tienen distintos objetivos (dar cuenta de los objetos líticos recuperados de un sitio, elaborar una tipología, presentar normas para la descripción y el registro de tales objetos, definir términos, etc.) y distintas formas (descripciones coloquiales, clasificaciones más o menos esquemáticas, indicaciones para accionar, definiciones, etc.). A la vez, los enunciados de cada texto, también reproducen esta heterogeneidad, ya que, al lado de las descripciones coloquiales puede haber alguna clasificación, alguna indicación práctica, alguna definición; puede hablarse de una tendencia a uno u otro aspecto según los objetivos del texto, lo cual no implica establecer una clasificación. Es posible diferenciar, siguiendo criterios explícitos, enunciados que se refieren a las acciones de producción y uso de los objetos o a las indicaciones para el accionar del arqueólogo que los manipula para realizar su observación y registro, es decir, un manual operativo que reúna todas las indicaciones que los textos estudiados presenten sobre las acciones a las que el arqueólogo somete tal objeto (y puede uno preguntarse si estas indicaciones son suficientes para cubrir las operaciones de las que hablan esos textos tal como surge de la definición de los términos). Puede recuperarse también, más próximo al interés del diccionario, un repertorio de definiciones explícitas, que está constituido por todas aquellas definiciones que los autores han considerado necesario realizar. Enunciados tan heterogéneos requirieron ajustes del análisis, pero dentro de una opción metodológica coherente. El repertorio de definiciones explícitas -al igual que los restantes recursos de esta investigación- está disponible en la página del Diccionario.

En el aspecto metodológico, trabajo sobre el análisis del discurso derivado de Foucault (1969) y de la escuela francesa (difundida especialmente a través de la revista Langages), y desarrollos del trabajo de Magariños en Buenos Aires, en La Semiótica de Enunciados (1996), buscando la identificación de enunciados y su puesta en relación para la construcción de los conceptos mediante los cuales se maneja el arqueólogo, agrupando los enunciados que contengan el término en estudio. Con este análisis obtengo como resultado lo que los terminólogos del enfoque conceptológico suelen afirmar como punto de partida para la estructuración semántica.

El ejemplo que sigue es una página extraída de la red correspondiente al término borde, del trabajo de Febles (1988):

(BORDE)

-con una serie de lascados consecutivos

-permiten reconocer la lámina en cresta (09.051)

...

-con retoque

-que conforma cicatrices superpuestas

-en las dos superficies que limitan con el b. (09.116)

-fino dispuesto de modo consecutivo a lo largo de todo o casi todo el b. (09.117)

-de ataque (herramienta)

-entra en contacto en una posición determinada

-con el objeto de trabajo (09.017)

-de la lámina

-son más o menos paralelos entre sí (09.050)

-pueden llegar a estar muy cerca en el extremo distal (09.050)

-de la preforma

-es una línea regular o irregular

-formada por la intersección de las superficies dorsal y ventral (09.016)

-del área del punto de impacto del golpe de buril

-es filoso y anguloso

-semejante al de los buriles metálicos actuales (09.042)

-del cuchillo

-(uno de ellos) es filoso

-(y el otro) es con corteza natural para permitir el apoyo de la mano (09.028)

-en uno o ambos b.

-puede realizarse una muesca (09.070)

-filoso

-termina donde comienza la muesca

-que se une con el cuello (09.045)

-y el eje morfológico...

...

2. Proceso de construcción del Cuadro en el que identifico los rasgos que componen las definiciones de uso

He seleccionado para esta comunicación cinco términos que pueden ejemplificar el estudio de las diferencias en el uso: "ángulo", "bisel", "borde", "filo", "sección".

Cuadro 1: FRECUENCIA DE LOS TÉRMINOS (PORCENTAJES)

ANGULO

BISEL

BORDE

FILO

SECCION

ASCHERO (Arg.)

4.9

4.7

12.0

22.0

4.6

AUSTRAL 1 (Arg.)

4.0

1.2

7.9

1.5

1.0

AUSTRAL 2 (Arg.)

0.6

1.2

13.0

0.2

5.4

BATE (Chile)

7.4

0.2

32.0

0.7

4.3

JORNADAS (Arg.)

0.1

3.7

2.8

5.3

1.3

LOPEZ (Colombia)

13.0

51.0

17.6

15.4

FEBLES (Cuba)

2.8

7.1

1.4

2.4

GARCIA COOK Méx.)

1.0

0.3

1.9

0.2

2.6

ARMAND (Venez.)

2.7

1.1

2.2

2.7

JAIMES (Venez.)

15.0

1.3

KULEMEYER (Arg.)

0.6

4.6

MENA Y OCAMPO (Chile)

11.0

35.0

3.5

1.2

ORQUERA Y PIANA (Arg*.)

5.8

9.4

19.0

2.6

6.6

CONVENCION (Arg.)

1.4

2.3

9.0

6.3

0.5

Borde es el término más usado, no sólo por la cantidad de enunciados que lo contienen, sino también porque está presente en todos los textos del corpus. Le sigue filo, con la mayoría de los enunciados correspondientes a un sólo texto, argentino. Bisel tiene pocas presencias: el término está usado como nombre sólo en los textos argentinos del corpus y como verbo (biselar), aspecto que, en cambio, los argentinos no usan, en un texto originado en México. Angulo se emplea en todos los textos menos en un trabajo colombiano y otro venezolano. Sección sigue la pauta de ángulo, ya que son los mismos autores los que no lo emplean; a ellos se agrega un trabajo argentino.

El análisis de los enunciados esquematizados en las redes (como la que se ve en la que ejemplificamos más arriba, de Febles), mostró que puede considerarse para los términos estudiados una distribución en cinco grupos, según las relaciones en que tales términos aparezcan en cada enunciado. En el Cuadro 2, un fragmento del cual se ve más abajo a modo de ejemplo, se presenta esta distribución. En la primera columna de este Cuadro aparecen los textos del corpus (en el ejemplo, el texto de las Jornadas, 1980 y una síntesis de los trabajos de López, 1990, 1991, 1992, 1993, 1994). En las restantes; a) descripción de las formas designadas por el término (por ejemplo, en el caso del término borde: activo, retocado, etc.); b) relación del elemento que designa el término con otro elemento de la misma designación (por ejemplo, enunciados acerca de las relaciones espaciales entre los bordes de la pieza); c) relación del elemento que designa el término con otro/s elemento/s de distinta designación (como por ejemplo, las diferencias entre borde y filo); d) relación del elemento que designa el término con los enunciados relativos a la pieza como globalidad (por ejemplo, basal, dorsal, etc.); e) relación del elemento que designa el término con la descripción de acciones, que son de distinta clase (diferencia que no voy a analizar aquí): de producción (que realiza o realizó el artesano), de utilización (que realiza o realizó el usuario), de descripción, definición, indicaciones sobre inferencias posibles, sobre el modo de observación o registro, etc. (que realiza el arqueólogo).

Cuadro 2: IDENTIFICACIÓN DE RASGOS QUE COMPONEN DEFINICIONES DE USO (BORDE)

Texto

a)

b)

c)

d)

e)

Jornadas

(Arg.)

activo, natural, utilizado; regular; retocado, cubierto con retoque; preparado para una función; con terminación adecuada

convergencia

tipos de instrumentos, instrumentos formatizados o sólo usados; hojas; opuesto al filo activo cortante (dorso)

basal, dorsal, frontal, lateral; cantidad

 
           

C. López

(Colombia)

activo, señales de uso, desgaste, desgastado, de utilización, función, cortante, raspante, rugoso, punzante, filoso; curvo; ángulo; adelgazamiento, retoques, retocado; cortical; poco complejo, forma, aserrado, curvo, con concavidad; arreglado, desbastado, rebajado; con negativo, terminado en pala, filos

paralelismo, convergencia, divergencia; resto de b.

tipos de instrumentos, lascas, hojas, núcleos, desechos de talla, artefactos ocasionales, fragmento incompleto; eje morfológico; opuesto al filo; desde ambas caras; en punta; extremo desbastado del bloque; en que convergen las caras

posición; periférico; laterales, en un extremo; a lo largo del contorno; posición; simetría; en el extremo distal y lateral

se elabora y se vuelve activo; el golpe sobre el b. deja un filo al desprender un fragmento; efectuado por lascados; de uso expeditivo; objetivo de la talla

3. La lectura de los Cuadros

Las palabras que aparecen en las celdas del Cuadro 2, no constituyen designaciones de conceptos a partir de mi posible interpretación de lo dicho en los enunciados, sino la transcripción de los propios lexemas que el autor en cada caso ha utilizado, en una determinada sintaxis y en determinadas relaciones con otros lexemas, para ir construyendo el objeto del que habla. En el Cuadro 3, del que transcribo parte, se puede ver cuáles son los términos que aparecen en estas relaciones, y con qué frecuencia en cada autor.

Cuadro 3: FRECUENCIA DE PRESENCIAS DE TÉRMINOS RELACIONADOS CON BORDE (mínimo lexemático común)

AUTOR/

LEXEMA

01

02

03

04

23

López

Febles

14

16

10

24

11

12

13

(de) ataque

1

abrupt

1

18

16

2

acanala

4

acumina

17

adentro

2

adyacen

3

10

4

afuera

2

alarg

1

2

2

1

altern

10

3

21

1

11

1

ampli

4

1

anch

3

1

1

6

1

11

angost

3

1

ángulo

1

1

38

17

1

5

11

angulos

1

anverso

1

apical

4

ápice

5

1

3

1

aplana

1

aproxima

1

aquillad

1

arco

1

1

1

4

arista

9

3

4

2

1

5

arriba

1

artefact

3

1

1

16

1

2

4

1

5

aserra

2

4

asimétric

1

3

2

astill

2

79

1

biface

1

bisel

2

1

8

3

bloque

4

bulb

1

1

buril

3

1

canto

37

6

cara

22

8

2

17

7

2

23

Volviendo al Cuadro 2, hay dos lecturas posibles del mismo: aquella que muestra el uso de los términos asociados con borde por un autor y aquella que permite comparar lo dicho por los distintos autores, en alguno de los aspectos representados por las columnas.

La lectura horizontal de cada autor en este cuadro constituye la definición implícita exhaustiva y completa que efectivamente actualiza al usar el lenguaje arqueológico para el análisis lítico en los textos del corpus y con el que va construyendo el concepto.

La lectura vertical, por su parte, permite contrastar y diferenciar los conceptos que utilizan los distintos autores al ir constituyendo en los textos del corpus, cada uno de los aspectos antes mencionados, de la definición implícita.

Se trata, a la vez, de precisar dos tipos de diferencias: a) las diferencias que se producen en los enunciados que contextualizan cada uno de aquellos términos que han sido empleados en los textos de todos o la mayoría de los países; b) cuando lo que surge es la ausencia de determinados términos (de los cinco ahora considerados), se trata de hallar otros términos diferentes que los sustituyen. La estrategia seguida en esta tarea ha sido tomar la definición explícita de un término y ver de qué manera los rasgos que la contextualizan aparecen –o no- contextualizando las definiciones de otros términos. En enunciados de formas tan coloquiales como los de estos textos del corpus, es difícil que haya dos términos definidos de la misma manera. Puede haber, en cambio, coincidencias parciales, ya sea en los términos de definiciones distintas, ya sea en la construcción que surge por las relaciones en que se presentan.

En los términos de los ejemplos de esta ponencia, surge, como puede verse en el cuadro de las frecuencias de su uso, que hay una ausencia de uso de bisel en los textos no argentinos. Los distintos autores que no emplean este término, seguramente utilizan las características con las que lo definen los autores argentinos, distribuidas en diversos enunciados en que se refieren a otros términos. Así, no dan entidad arqueológica al concepto de bisel, al no asignar una denominación que corresponda a ese conjunto de rasgos. O bien, los textos argentinos utilizan más de un término para construir la misma entidad.

Las dos definiciones explícitas de bisel son:

a) es una de las formas básicas de intersección de caras (02.111)

b) es la superficie, a menudo irregular y siempre oblicua, producida en el borde de un instrumento para crear un filo (13.010)

¿Utilizan los autores no argentinos, estos dos conceptos: forma de intersección y superficie producida en el borde para crear un filo?

El contexto de los términos del Cuadro 2, columnas c y e (o sea, la de la relación del elemento que designa el término con elementos de distinta designación y la que se refiere a la descripción de acciones) permite recuperar estas relaciones:

-ángulo: confluencia del retoque y la superficie ventral (Febles: 09.120, 09.121, 09.122)

-borde: las caras externa e interna convergen en los bordes (López: 08.156); el golpe sobre el borde deja un filo al desprender un fragmento (López: 05.130). El borde de una preforma se describe como una línea formada por la intersección de las superficies dorsal y ventral (Febles: 09.016)

-filo: el desprendimiento de un fragmento por el golpe sobre el borde, deja un filo (López: 05.130, 05.143); el filo puede estar determinado por la intersección de dos o más desprendimientos con una superficie (López: 05.146, 05.147)

¿Se corresponde con el concepto de bisel, tal como surge de sus definiciones explícitas, alguna de estas definiciones implícitas?

1) El concepto de confluencia del retoque y la superficie ventral (ángulo), no equivale al más genérico de intersección de las caras (definición explícita a). Dibujando el objeto que resulta de cada una de estas relaciones espaciales, se obtendrían sin duda dos objetos diferentes. Tampoco la superficie ventral puede equipararse a la superficie producida en el borde (definición explícita b).

2) La convergencia de las caras (borde) tiene similitud con la idea de intersección de las caras: en ambos casos se dibujarían dos líneas curvas configurando una especie de óvalo, pero en el primero (convergencia), las líneas serían plenas y, en el segundo (intersección) serían líneas de puntos y enfatizaríamos el punto en que se unen. La definición explícita b, en cambio, no se puede aplicar.

3) El concepto de intersección de superficies en una línea (borde) también se asemeja al de la definición explícita a, pero diferenciando cara de superficie como dos niveles, siendo más específico el de cara (que es una superficie);se añade además, la forma de tal intersección, vista no como en su dibujo (que daba un punto), sino en una perspectiva que no permite presentar a la vez la convergencia. No se aplica la definición explícita b.

4) La representación de intersección de desprendimientos con superficie/s (filo), permite representar tanto el óvalo mencionado, como solamente un aspecto del mismo (de modo semejante a convergencia del retoque y la superficie); sin embargo, atendiendo a la definición de filo, sólo es posible este último dibujo, con lo cual no hay similitud con la definición explícita a; tampoco con la b, ya que aquí no se habla de la acción, sino de su resultado.

5) En cuanto a los dos conceptos de, por un lado, golpe sobre el borde deja un filo al desprender un fragmento, y, por el otro, desprendimiento de un fragmento por el golpe sobre el borde deja un filo: pueden semejar a la definición explícita b, en cuanto acción que produce un filo mediante un golpe en el borde.

En el primero de estos parágrafos, no se habla de bisel; el segundo, tercero y cuarto, permiten representar un objeto semejante al de la definición explícita a, pero no de manera unívoca: representan otros conceptos (a los que no me refiero en esta ponencia) y no son exhaustivos respecto de esa definición. Sólo en las expresiones del quinto parágrafo se habla de la acción semejante a la que presenta la definición explícita b, aunque no mencionan al superordinado de esa definición, la superficie, con lo cual, en un caso (el de la definición explícita) se dibujaría una superficie y, en el segundo (las definiciones implícitas), un filo. Para cualquier arqueólogo, son dos objetos distintos; filo y superficie se pueden definir como contradictorios.

4. Conclusiones

Como muestra el Cuadro 2, algunos enunciados relacionan el término con partes de la pieza, en otros, el término se vincula al manipuleo que realiza el arqueólogo para producir, usar o analizar la pieza, o, también, se refiere a la inferencia que hace el arqueólogo acerca de cómo fue usado, producido, etc. Esto no quiere decir que no puedan identificarse otras variantes dentro de cada uno de estos tres aspectos; lo que interesa mostrar aquí es que se construyen a través del discurso arqueológico y pueden recuperarse en el análisis aplicado; este análisis permite mostrar las diferencias en el uso de los cinco términos (con el ejemplo presentado, de bisel) en el corpus, a la manera de un mapa en el cual las definiciones explícitas e implícitas presentes en los textos van organizando el sentido de los términos en sus relaciones mutuas.

Uno de los cinco términos no se utiliza en textos no argentinos. El concepto que los argentinos construyen con bisel, está dicho en diversas definiciones de otros términos en los restantes países. Esos otros términos, usados en la parte argentina del corpus, muestran la misma situación: algunos de ellos utilizan unos u otros aspectos del contexto de bisel, de tal modo que se producen superposiciones o coincidencias parciales con bisel.

Hay ambigüedad en este uso, al menos, así surge del estudio del presente corpus y a partir del análisis de los cinco términos presentados. Se trata de que el análisis pueda aportar, al mostrar las características del uso de los términos en este ámbito de la arqueología, a una futura formalización en ese dominio de la ciencia.

A la vez, los criterios desarrollados en esta investigación para adecuar la metodología del análisis de discurso a las particularidades de los textos arqueológicos seleccionados en la construcción del corpus, se pueden considerar como herramientas útiles para encarar la aplicación de la misma metodología al estudio de textos pertenecientes a otros aspectos de la arqueología.

Bibliografía

Foucault, M. (1969). L'archéologie du savoir. Paris: Gallimard.
Magariños de Morentin, J. A. (1996). Los fundamentos lógicos de la semiótica y su práctica. Buenos Aires: Edicial.

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